Recuerdo que la práctica del trading debe ser abordada con la misma seriedad y rigor que cualquier otra actividad profesional. Un operador eficiente no se lanza a operaciones arriesgadas sin más; evalúa minuciosamente los riesgos y las probabilidades. Solo cuando las probabilidades están a su favor en más de un 50%, procede con la operación.
Es fundamental tener una comprensión precisa del mercado. Si no se presenta una lectura clara, no es aconsejable actuar. No debemos caer en el error de intentar descifrar cada movimiento del mercado. La constante búsqueda de explicaciones para los movimientos del mercado es una tarea infructuosa y no es el cometido principal de un operador, especialmente aquellos con conocimientos en análisis técnico.
Los operadores no deben esforzarse en predecir el futuro o en interpretar cada variación del mercado. Su rol es más bien de espera, observando hasta que el mercado revele un patrón o señal que, basado en su experiencia, se resuelva a su favor en más de la mitad de los casos.
Si un patrón conocido no es evidente, si el volumen de operaciones no es suficiente, o si el mercado no respalda la señal del patrón, entonces las probabilidades no están a favor del operador. En tales circunstancias, la responsabilidad del operador es mantenerse en espera y observación hasta que se presenten las condiciones favorables.
Muchos operadores entran al mercado con suposiciones preconcebidas, influenciados por foros no moderados o noticias de fuentes reconocidas. Aunque algunas de estas ideas pueden ser válidas, muchas se basan en supuestos erróneos. Actuar en base a estas suposiciones lleva a un camino de frustraciones continuas, ya que el mercado no sigue una lógica de causa y efecto lineal. La incapacidad para adaptarse a esta realidad lleva a muchos operadores al fracaso, culminando en frustración y desilusión.
Esta situación a menudo lleva a los operadores a culpar a factores externos como el mercado, su corredor o la plataforma de operaciones, en lugar de asumir la responsabilidad de sus decisiones. Esta falta de auto-responsabilidad aleja aún más al operador del éxito.
Existe una realidad objetiva y otra que el operador crea basada en la información que recibe y acepta sin cuestionar. Desafortunadamente, estas dos realidades a menudo no coinciden. Por lo tanto, es crucial que el operador se esfuerce por ser objetivo y emocionalmente distante, evitando ser influenciado por la marea de noticias. La realidad siempre se encuentra en los mismos indicadores: precio y volumen. Todo lo demás es secundario y puede ser una distracción.