El sector manufacturero en Estados Unidos se contrajo por cuarto mes consecutivo, pero hay indicios de que la actividad de las fábricas está empezando a estabilizarse.
De acuerdo con la encuesta realizada por el Instituto de Gerencia y Abastecimiento, los precios de las materias primas aumentaron el mes pasado, lo que sugiere que la inflación podría seguir siendo elevada después de que los precios mensuales al consumidor y al productor subieran en enero. Aunque el sector manufacturero sigue contrayéndose, no a un ritmo tan rápido como para sugerir una recesión en la economía en general.
El PMI manufacturero del ISM apenas varió y se situó en 47,7 puntos en febrero, frente a los 47,4 de enero. Una lectura del PMI por debajo de 50 indica contracción en el sector manufacturero, que representa el 11,3% de la economía estadounidense. Solo cuatro industrias, incluidas las de equipos de transporte y equipos eléctricos, electrodomésticos y componentes, registraron crecimiento el mes pasado.
A pesar de ello, lo peor podría haber pasado para la industria. Los llamados datos duros sobre la producción fabril fueron sólidos en enero, mientras que el gasto empresarial en equipos parece haber repuntado a inicios del primer trimestre. Los comentarios de algunos fabricantes en la encuesta del ISM apoyan esta tesis. Los fabricantes de productos informáticos y electrónicos informaron de un “buen comienzo de año para las reservas”. Los fabricantes de equipos de transporte dijeron que “las ventas siguen siendo sólidas, y la mayoría de las plantas de montaje están funcionando a plena capacidad.” Los productores de metales primarios describieron las condiciones empresariales como “todavía sólidas”, pero señalaron que “las existencias han superado nuestros niveles previstos”.
Dado que se espera que la Reserva Federal siga subiendo las tasas de interés, es poco probable que se produzca un cambio rápido en el sector manufacturero. El sector también se está viendo perjudicado por la previa apreciación del dólar frente a las divisas de los principales socios comerciales de Estados Unidos y el debilitamiento de la demanda mundial.
La pandemia de COVID-19 afectó a las cadenas de suministro y, provocó en los primeros meses de la pandemia, complicaciones a nivel mundial. La falta de suministros y la interrupción de la producción generaron escasez en muchos productos, lo que provocó un aumento en los precios.
A pesar de que la oferta ha mejorado y la demanda se ha moderado, la inflación sigue siendo un problema. Según el índice ISM de precios pagados por los fabricantes, en febrero se registró una subida hasta los 51,3 puntos desde los 44,5 puntos de enero, superando la marca de 50 por primera vez en cinco meses.
Por otro lado, el indicador del empleo en las fábricas cayó a 49,1 desde los 50,6 de enero. Sin embargo, esta medida no ha sido un buen indicio de las nóminas del sector manufacturero en el informe de empleo del Gobierno. A pesar de esto, en general, las nóminas de las fábricas han crecido a buen ritmo.
Esta semana, el S&P 500 es nuestra referencia y hemos observado pocos cambios a nivel técnico en comparación con la semana anterior.
En concreto, el S&P 500 está experimentando un pullback a la directriz bajista que rompió hace unos meses. Es posible que encuentre un primer nivel de apoyo en esta zona para retomar el camino alcista. Es importante destacar que a corto plazo, el selectivo estadounidense sigue en tendencia alcista, ya que la secuencia de máximos y mínimos se mantiene creciente.
Además, es fundamental tener en cuenta los niveles de soporte y resistencia para nuestras operaciones. En este sentido, los niveles que mencionábamos la semana anterior se mantienen: la primera resistencia se encuentra en 4.150 puntos, mientras que el primer soporte se sitúa en los niveles de 3.770.
Esperamos que la semana que viene sea más “movida” y podamos tener más oportunidades de inversión.