En un momento decisivo para la economía estadounidense, Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, ha expresado incertidumbre sobre si las actuales tasas de interés son suficientemente altas para combatir la inflación persistentemente elevada. En una reciente conferencia del Fondo Monetario Internacional, Powell señaló que la Fed no tiene la certeza de haber alcanzado una postura monetaria lo suficientemente restrictiva para reducir la inflación al objetivo del 2% a largo plazo.
En un cambio de tono significativo, Powell admitió que puede que sea necesario un endurecimiento adicional de la política monetaria. Este reconocimiento surge en un contexto donde las mejoras en la oferta de bienes y servicios, que hasta ahora han ayudado a contener la inflación, podrían estar llegando a su fin. Powell destacó la disposición de la Fed para ajustar su política si es necesario, pero enfatizó que cualquier movimiento futuro se haría con precaución.
A pesar de mantener los tipos de interés entre el 5,25% y el 5,5% en la última reunión, Powell exploró cómo podría desarrollarse la última etapa de la lucha contra la inflación, insinuando que la “desinflación” futura podría requerir una desaceleración económica. Hasta ahora, los esfuerzos para controlar la inflación han sido relativamente indoloros en términos de pérdida de empleo o aumento del desempleo, gracias al alivio de las tensiones en la cadena de suministro y a un aumento inesperado en la disponibilidad de mano de obra.
Sin embargo, Powell advirtió que no está claro cuánto más se puede lograr con mejoras adicionales en la oferta, lo que podría significar el fin de la reducción de la inflación sin mayores dolores económicos. En adelante, el progreso en la reducción de la inflación podría depender más de una política monetaria restrictiva que limite el crecimiento de la demanda agregada.
Contexto Eurozona:
La eurozona también enfrenta desafíos económicos significativos. La actividad empresarial en el bloque se ha reducido, especialmente en el sector de los servicios, lo que aumenta el temor a una recesión. Con una contracción del 0,1% en el tercer trimestre y un PMI que sugiere un inicio complicado para el cuarto trimestre, la situación económica parece incierta.
A pesar de la reciente decisión del Banco Central Europeo de mantener sin cambios los tipos de interés, los dirigentes monetarios están preocupados por no alcanzar el objetivo de inflación y acogen con beneplácito cualquier señal de relajación en las presiones de precios.
Tanto en Estados Unidos como en la eurozona, los responsables de la política monetaria se enfrentan a dilemas complejos. Mientras la Fed contempla la posibilidad de un endurecimiento adicional de la política monetaria, la eurozona lucha con una recesión inminente y la necesidad de mantener la inflación bajo control.
